Project run away México.
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Foto de @heylego
Había recibido la invitación de amigos muy queridos, de
quienes ya he escrito un par de veces anteriormente, para asistir al desfile de
moda que organizaban junto con otros diseñadores para presentar sus nuevas
colecciones, de manera que el día del evento me puse guapa y fui.
No tengo la suficiente claridad lírica para escribir el
siguiente texto y no sonar del todo inocente y completamente cursi, pero aún
así estoy jalando aire para por lo menos intentarlo.
Han pasado 14 años (literalmente) desde que por primera vez,
asistí a un desfile de moda y todo sigue exactamente igual. Todo en la moda se
sigue moviendo bajo los mismos protocolos fashionistas que ni ahora y mucho
menos entonces, entendía, entiendo, entenderé:
¿Por qué la mayoría de los invitados tenemos que fingir un
estatus sociocultural de elite y comportarnos como si formáramos parte de la
corte de Luis XVI? … y cabe destacar, como te puedes dar cuenta, me incluyo,
sólo porque soy muy así, borrega, y le
entro al juego, pero nada me incomodó, incomoda, incomodará más en el
mundo que sumir las mejillas, ocultar la
sonrisa (ni siquiera disimularla, debo esconder los dientes por completo) y
poner cara de funeral, para entonces sentir que pertenezco al increíble y
fabuloso gremio fashionista.
¿Por qué la mayoría… NO (corrijo)… ¿Por qué TODAS y TODOS l@s
modelos tienen que caminar sin cadencia, sin carisma, sin sonrisa, tristes y
sin ilusiones dentro y fuera de la pasarela?
De veras me quita el sueño, necesito que alguien me
explique, ¿por qué? ¿quién escribió esos códigos?, ¿donde dice que para encajar
hay que ser amargado, arrogante y grosero? (esto último lo digo por la dama invitada
a la que le pedí permiso porque estorbaba en la entrada al desfile y se sintió
agredida… obvio no me ha visto jugar enojada tocho bandera).
Esta no es una crítica en lo absoluto a los diseñadores, mucho menos a sus marcas, saben que soy su más fiel y ferviente fan-admiradora; supongo que también les tocó, toca, tocará jugar específicos roles. Por el contrario, especialmente a mis amigos les agradezco infinito que me invitaran a ver el producto de tanto trabajo físico, emocional, mental y espiritual, plasmado en un desfile.